Lo que convierte ciertos diálogos en conversaciones cruciales (y no solamente en un desafío, o en algo fastidioso, intimidatorio o desagradable) es que los resultados podrían tener un enorme impacto en la calidad de vida de las personas que participan en ellas.
En todos los casos, algún elemento de su rutina cotidiana podría verse alterado para siempre, para mejor o para peor. Es evidente que una conversación crucial sobre un ascenso podría marcar grandes diferencias. El éxito de su empresa le afecta a usted y a todas las personas con que trabaja. La relación con su cónyuge influye en todos los aspectos de su vida. Incluso algo tan trivial como una discusión sobre la demarcación de una propiedad influye en las relaciones con su vecino.
Los sentimientos negativos que guardamos, el dolor emocional que sufrimos y las constantes palizas que soportamos a medida que nos abrimos paso entre conversaciones malsanas minan lentamente nuestra salud. En algunos casos, el impacto de las conversaciones frustradas acarrea problemas menores. En otros, trae consigo el desastre. En todos los casos, las conversaciones frustradas nunca nos hacen más felices ni más sanos.
¿Y a quién le importa?
La primera vez que las personas oyen la expresión «con versación crucial», muchas rememoran imágenes de presidentes, emperadores y primeros ministros sentados en torno a una enorme mesa mientras discuten sobre el futuro del mundo.
A pesar de que es verdad que ese tipo de diálogos tienen un impacto perdurable y de gran alcance, no son los que tenemos en mente. Las conversaciones cruciales a las que nos referimos en el título de este libro son interacciones que experimentan todas las personas. Son las conversaciones cotidianas que influyen en nuestras vidas.
Ahora bien, ¿qué es lo que diferencia a una conversación crucial de una normal y corriente?
En primer lugar, las opiniones divergen.
Por ejemplo, estamos hablando con nuestra jefa de un posible ascenso. Ella piensa que no estamos preparados. Nosotros pensamos que sí lo estamos.
En segundo lugar, hay importantes factores en juego.
Supongamos que se encuentra en una reunión con cuatro colegas intentando definir una nueva estrategia de mercado. Tienen que elaborar algo diferente o su empresa no conseguirá cumplir con sus objetivos anuales.
En tercer lugar, las emociones son intensas.
Se encuentra en la mitad de una discusión normal y corriente con su cónyuge y él o ella recuerda un «incidente desagradable» que se produjo durante la fiesta del barrio celebrada ayer.
Al parecer, usted no sólo coqueteó con alguien en esa fiesta sino que, según su cónyuge, “prácticamente os estabais besando”. Usted no recuerda haber flirteado. Simplemente recuerda haber sido amable y bien educado. Como resultado, su cónyuge se retira malhumorado.
Y hablando de la fiesta del barrio, en algún momento usted se encuentra conversando con su vecino, una persona algo caprichosa y siempre pintoresca cuando habla de sus riñones en permanente encogimiento, y de pronto él dice: «Hablando de la valla que estás construyendo…»
A partir de ese momento se entabla una acalorada discusión sobre el emplazamiento de la valla, ocho centímetros más acá o más allá. ¡Ocho centímetros!
Su vecino acaba amenazándolo con una demanda legal y usted interrumpe sus argumentos y declara que su vecino no sabe bien cuál es la diferencia entre su trasero y su codo. Las emociones son verdaderamente intensas.
Lo que convierte a estos diálogos en conversaciones cruciales (y no solamente en un desafío, o en algo fastidioso, intimidatorio o desagradable) es que los resultados podrían tener un enorme impacto en su calidad de vida.
En todos los casos, algún elemento de su rutina cotidiana podría verse alterado para siempre, para mejor o para peor. Es evidente que un ascenso podría marcar grandes diferencias.
- El éxito de su empresa le afecta a usted y a todas las personas con que trabaja.
- La relación con su cónyuge influye en todos los aspectos de su vida.
- Incluso algo tan trivial como una discusión sobre la demarcación de una propiedad influye en las relaciones con su vecino.
Si aborda de mala manera una conversación, aunque ésta sea aparentemente insignificante, crea un modelo de conducta que asoma en todas sus conversaciones cruciales.
Por definición, las conversaciones cruciales versan sobre temas difíciles.
Desafortunadamente, es un rasgo de nuestra naturaleza humana alejarnos de las discusiones porque tememos que nos harán daño o que empeorarán las cosas. Somos verdaderos maestros evitando estas conversaciones difíciles.
- Los colegas se mandan correos electrónicos cuando lo que deberían hacer es reunirse en el pasillo y hablar en serio.
- Los jefes dejan mensajes telefónicos en lugar de fijar reuniones con sus subalternos.
- Los miembros de una familia cambian de tema cuando una conversación se vuelve demasiado espinosa.
- Nosotros (los autores) tenemos un amigo que se enteró a través de un mensaje telefónico de que su mujer pensaba divorciarse de él. Recurrimos a todo tipo de tácticas para evitar los temas espinosos.
Sin embargo, no tiene por qué ser así. Si usted aprende a manejar (incluso a dominar) las conversaciones cruciales, puede afrontar y sostener con éxito conversaciones difíciles sobre prácticamente cualquier tema.
Conversación crucial:
Una conversación entre dos o más personas donde
(1) hay importantes factores en juego,
(2) las opiniones difieren y
(3) las emociones son intensas.
Fuente: «Conversaciones Cruciales«, Kerry Patterson, Al Switzler, Joseph Grenny, Ron McMillan)