Fobia a los conflictos. Usted teme los sentimientos de rabia o entrar en conflicto con otras personas. A lo mejor cree que no debería enfrentarse o discutir con personas con las que mantiene una buena relación. También cree, seguramente, que las personas más queridas se sentirán dolidas y no podrán soportar que les diga cómo se siente y qué piensa realmente. Los denominó el “fenómeno del avestruz” puesto que entierra la cabeza en la arena en lugar de afrontar sus problemas de relación.
Perfeccionismo emocional. Cree que no debería tener sentimientos irracionales, rabia, celos, depresión o ansiedad. Cree que debe ser siempre racional y tener sus emociones bajo control. Teme quedar en evidencia como alguien débil o vulnerable. Cree que las personas le mirarán por encima del hombro si se dan cuenta de cómo se siente de verdad.
Miedo a la desaprobación y al rechazo. Le aterra tanto ser rechazado y quedarse solo que prefiere sus sentimientos y aceptar que abusen de su confianza, antes de correr el riesgo de que alguien se enoje con usted. Siente una necesidad excesiva de satisfacer a los demás y de estar a la altura de las expectativas de todo el mundo. Teme que las personas dejen de quererle si expresa sus propias ideas, y sus propios sentimientos.
Agresividad pasiva. Usted “está que trina” y retiene en su interior sus sentimientos de dolor y de rabia, en lugar de compartirlos abierta y sinceramente. Castiga a los demás con sus silencios e intenta hacerles sentir culpables en lugar de compartir con ellos sus sentimientos.
Desesperanza. Siente que su modo de relacionarse no puede mejorar independientemente de lo que haga, y decide, por lo tanto, tirar la toalla. Es posible que piense que ya lo ha intentado todo y que nada funciona. Quizá piense que su cónyuge es demasiado tozudo e insensible para poder cambiar. Esto funciona como una profecía autocumplida. En cuanto abandona, las cosas se atascan y llega a la conclusión de que, realmente, no hay esperanza alguna.
Autoestima baja. Cree que no tiene derecho a expresar sus sentimientos o a pedir algo a otra persona. Cree que siempre debe satisfacer a los demás y estar a la altura de sus expectativas.
Espontaneidad. Cree que tiene derecho a decir exactamente lo que piensa y siente cuando está preocupado. Es posible que piense que cualquier cambio en su estilo relacional sonará falso y ridículo.
Presagio. Cree que las personas deberían saber cómo se siente y qué desea sin tenerlo que expresar directamente. Esto le proporciona la excusa perfecta para retener sus sentimientos en su interior y sentir rencor, puesto que las personas no parecen preocuparse por sus necesidades.
Martirio. Teme admitir que está enojado porque no desea que alguien se siente satisfecho al saber que le ha hecho rabiar. Se siente muy orgullosos de controlar sus emociones y de sufrir en silencio.
Necesidad de resolver problemas. Cuando tiene un problema con alguien, va dando vueltas y vueltas a su alrededor intentando resolver el conflicto en lugar de compartir sus sentimientos de forma abierta y escuchar cómo se siente la otra persona.