El gran físico Niels Bohr farfullaría de rabia ante sus reiterados fracasos a la hora de tratar de «convertir» a Albert Einstein a la mecánica cuántica.
«¡Einstein… Einstein… Einstein!», murmuraba exasperado después de cada encuentro.
Pero se trataría de una discusión realizada con profundo afecto, e incluso con gran sentido del humor.
En una de las numerosas ocasiones en las que Einstein declaró que «Dios no jugaba a los dados«, fue Bohr quien le dio una réplica que llegaría a hacerse célebre:
«¡Einstein, deje de decirle a Dios lo que tiene que hacer!»
Otra versión (dada por por otro científico que estaba con ellos), refiere que Bohr, con mucha paciencia y delicadeza, le dijo al genio de los genios: «Albert… si Dios quiere jugar a los dados, ¿por qué no lo dejamos que juegue?»…