PERSUASIÓN: TAMBIÉN LOS ANIMALES RESPONDEN A ELLA

¿Creías que había un límite para la persuasión? ¿Que, por ejemplo, no aplica a los animales? Según la historia que vas a leer, es evidente que sí.

Un día, Ralph Waldo Emerson, el famoso filósofo norteamericano, intentaba hacer entrar una ternera a un establo. La empujaba desde todos lados, pero el animal no avanzaba.

Cuando estaba exhausto, y a punto de perder el control, se acercó una campesina y puso  un  dedo en la boca del animal.

Éste, atraído por el gesto maternal, siguió tranquilamente a la muchacha hacia el establo.

Emerson reflexionó entonces sobre el hecho, y anotó en su Diario:

«¡Me gustan las personas que saben hacer las cosas!».

La enseñanza que deja esta anécdota es que no conviene EMPUJAR a la gente (tampoco a los animales), no es bueno avasallar a las personas; porque si se le dan razones convincentes, razones que puedan hacer SUYAS, prestan una colaboración que no es posible alcanzar de otro modo.

(Autor/Recopilador: Abel Cortese – eledicto.com)