SIETE COMPETENCIAS DE LA INTELIGENCIA LINGÜÍSTICA

“MALA COMUNICACIÓN, MAL RESULTADO”. Thomas Watson                                    

Comunicación Intelectual y Emocional

El hablar se emplea para una variedad de propósitos como, por ejemplo, comunicar ideas, describir sentimientos, razonar y argumentar. Las palabras empleadas dependerán de la situación en que se encuentre una persona, su papel en esa situación y lo que está intentando lograr. El tema o contenido del habla puede variar en gran medida. Puede ser íntimo o impersonal, sencillo o abstracto, informal o técnico. Algunos elementos verbales que se han encontrado importantes en la conducta socialmente habilidosa han sido, por ejemplo, las expresiones de atención personal, los comentarios positivos, el hacer preguntas, los refuerzos verbales, el empleo del humor, la variedad de los temas, las expresiones en primera persona, etc.

La competencia comunicativa se pone en marcha cuando un hablante, al intentar establecer un diálogo con un oyente, pone en funcionamiento todos o algunos de los distintos componentes de la comunicación (según Berruto 1974); como serían los siguientes:

1.- La competencia lingüística, que es la producción e interpretación de signos verbales; para esto requiere a su vez el hablante de capacidad fonológica, sintáctica, semántica y «textual».

2.- La competencia para-lingüística, que es la capacidad de modular algunas cualidades del significante. Los componentes paralingüísticos son el canal por excelencia para la manifestación de las emociones y los sentimientos.

3.- La competencia kinésica, es decir la capacidad de efectuar comunicación  mediante ademanes y gestos corporales.

4.- La competencia proxémica, que es la capacidad de manejar y controlar  tanto las actitudes espaciales como las distancias personales durante el acto del habla.

5.- La competencia ejecutiva, que es la capacidad de actuar y usar los actos, ya sean lingüísticos o no lingüísticos para lograr la intención de la comunicación.

6.- La competencia pragmática, que hace uso de los signos verbales y no verbales según las circunstancias y las intenciones de los hablantes.

7.- La competencia socio-cultural, que permite reconocer tanto las situaciones como las relaciones sociales que aparecen durante el acto comunicativo; así mismo, facilitar el atribuir significados y elementos distintivos de determinadas formas culturales, presentes durante la comunicación.

COMPONENTES PARA-LINGÜISTICOS

Al ser buena parte de los componentes paralingüísticos el canal habitual por el que se manifiestan las emociones -a veces en forma consciente y muchas veces en forma inconsciente- conviene detallar cada uno de esos componentes.

El volumen de la voz: La función más básica del volumen consiste en hacer que un mensaje llegue hasta un oyente potencial. El volumen alto de voz puede indicar seguridad y dominio. Sin embargo, hablar demasiado alto (que sugiere agresividad, ira o tosquedad) puede tener también consecuencias negativas – la gente podría marcharse o evitar futuros encuentros -. Los cambios en el volumen de voz pueden emplearse en una conversación para enfatizar puntos. Una voz que varía poco de volumen no será muy interesante de escuchar.

La entonación: La entonación sirve para comunicar sentimientos y emociones. Unas palabras pueden expresar esperanza, afecto, sarcasmo, ira, excitación o desinterés, dependiendo de la variación de la entonación del que habla. Una escasa entonación, con un volumen bajo, indica aburrimiento o tristeza. Un tono que no varía puede ser aburrido o monótono. Se percibe a las personas como más dinámicas y extrovertidas cuando cambian la entonación de sus voces a menudo durante una conversación. Las variaciones en la entonación pueden servir también para ceder la palabra. En general, una entonación que sube es evaluada positivamente (es decir, como alegría); una entonación que decae, negativamente (como tristeza); una nota fija, como neutral. Muchas veces la entonación que se da a las palabras es más importante que el mensaje verbal que se quiere transmitir.

La fluidez: Las vacilaciones, falsos comienzos y repeticiones son bastante normales en las conversaciones diarias. Sin embargo, las perturbaciones excesivas del habla pueden causar una impresión de inseguridad, incompetencia, poco interés o ansiedad. Demasiados períodos de silencio podrían interpretarse negativamente, especialmente como ansiedad, enfado o incluso, una señal de desprecio. Expresiones con un exceso de palabras de relleno durante las pausas  (por ejemplo, «ya sabes», «bueno») o sonidos como «ah» y «eh» provocan percepciones de ansiedad o aburrimiento. Otro tipo de perturbación incluye repeticiones, tartamudeos, pronunciaciones erróneas, omisiones y palabras sin sentido.

La claridad: La claridad a la hora de hablar es importante. Si se habla arrastrando las palabras, a borbotones, con un acento o vocalización excesivos, uno se puede hacer más pesado a los demás.

La velocidad: Hablar lentamente puede hacer que los demás se impacienten o se aburran. Por el contrario, si se hace con demasiada rapidez, uno puede no ser entendido.

El tiempo de habla: Este elemento se refiere al tiempo que se mantiene hablando el individuo. El tiempo de conversación de una persona puede ser problemático por ambos extremos, es decir, tanto si apenas habla como si habla demasiado. Lo más adecuado es un intercambio recíproco de información.

Grinder y Bandler (los creadores de la Programación Neuro-Lingüística) afirman en “The structure of Magic”  que las personas actúan no en función de la realidad, sino de la representación que han construido de ella, y que denominan “mapa de la realidad”. Este está compuesto por imágenes sensoriales y por palabras, reemplaza a la realidad en muchos casos, particularmente en las situaciones conflictivas, las tensiones relacionales, las dificultades de comunicación. Estas situaciones son encaradas, por una parte, en el plano de la interacción de dos o más personas y por otra,  en términos de “comunicación interna”, es decir, de los conflictos personales.

Para concluir, cabe subrayar también que el cambio es una cuestión de modificación de las representaciones: el objetivo que el rendimiento que se quiere mejorar. Pasar de una relación conflictiva a una relación armoniosa, requiere también el cambio de las representaciones que cada uno ha construido del otro y de sus comportamientos.

(Autor/Recopilador: Abel Cortese – eledicto.com)