La empatía se puede usar de manera constructiva, para mejorar nuestras relaciones, pero también de manera destructiva, para manipular a los demás y derribar sus defensas. La empatía también puede ayudarnos a sentir el peligro. Nos permite ver el corazón y la mente de la gente que quiere engañarnos, manipularnos o hacernos daño. Gracias a ese conocimiento podemos alejarnos de situaciones potencialmente destructivas o de relaciones peligrosas sin que éstas nos dejan más que un rasguño.
El lado oscuro de la empatía es muy poderoso, sin embargo, y un arma particularmente potente cuando la gente se siente vulnerable o desesperada.
La propia encarnación histórica del mal, Adolf Hitler, comprendió el poder del lado oscuro de la empatía y usaba su agudo discernimiento de las necesidades y deseos del pueblo alemán para manipular sus emociones. Por medio de alternar ante la fría falta de piedad y los ataques frontales, Hitler explotó el temor a la pobreza y la humillación de la gente y se forjó la imagen pública de alguien que respondería sus plegarias y que constituía la personificación de su confianza en el futuro.
Hay tres lecciones esenciales sobre la empatía que podemos aprender de situaciones diversas:
Lección 1: No sacar conclusiones apresuradas.
Lección 2: Cuidado con los prejuicios que podrían entorpecer tu vista del cuadro completo.
Lección 3: Está dispuesto y listo para aprender de todos y de cada uno sobre las complejidades de la naturaleza humana, incluso de aquellos que no parecen tener buenas calificaciones para ser maestros.
El siguiente cuadro muestra las principales conductas empáticas, y también sus reflejos sobre lo que puede llamarse ‘el lado oscuro de la empatía’:
CONDUCTA EMPÁTICA REFLEJOS SOBRE EL LADO OSCURO
Honestidad Deshonestidad, decepción, engaño
Humildad Orgullo, presunción, egoísmo, arrogancia
Aceptación Perfeccionismo
Tolerancia Intolerancia, parcialidad, prejuicio
Gratitud Ingratitud, avaricia, desconsideración
Confianza Cinismo, sospecha, escepticismo
Esperanza Desesperanza
Perdón Resentimiento, amargura, odio
DIEZ PASOS PARA PROTEGERNOS DEL LADO
OSCURO DE LA EMPATÍA
PASO 1: APRENDE LA DIFERENCIA ENTRE LA EMPATÍA AUTÉNTICA Y LA EMPATÍA FUNCIONAL
La auténtica empatía está motivada por una preocupación genuina por los demás y un deseo de ayudarlos. La empatía funcional se relaciona principalmente con lo que la gente puede ofrecerte (o con lo que puedes obtener de ella). Con la auténtica empatía tratamos a la otra persona con cuidado y respeto, siempre buscando la verdad en las interacciones de todos los días. Cuando la empatía funcional guía la acción, los pensamientos y sentimientos de la otra persona no importan realmente, porque lo que buscamos es la ganancia o la satisfacción personales.
Sin embargo, más frecuentemente, la empatía funcional y la auténtica coexisten, hasta en las relaciones sanas. Con la esperanza de inducir a su mujer a que hiciera el amor con él, Juan le ofrece un masaje en la espalda. Él la ama sinceramente y desea hacerla sentir bien, pero también tiene una meta fija: la relación sexual con ella. Catalina y Mario son viejos amigos que no se han visto ni hablado durante muchos años. La madre de Catalina muere y le deja una gran herencia. Confundida sobre qué hacer con las acciones y el dinero en efectivo, Catalina envía un e-mail a Mario, que es planificador financiero. En varios párrafos ella lo pone al tanto de sus actividades diciéndole cuánto estima su amistad y entonces, en el párrafo final, le menciona su dilema y le pide consejo. Él le importa realmente, pero también desea algo de él: la empatía funcional y la auténtica están operando simultáneamente.
PASO 2: CONOCE TUS NECESIDADES
Necesidades, deseos, sueños, añoranzas, anhelos; todo esto representa lo mismo: lo que tú esperas de la vida. ¿Deseas seguridad? ¿Matrimonio? ¿Amor duradero? ¿Paz y tranquilidad? ¿Ingresos propios? ¿Serenidad, luz espiritual, bienes materiales, una casa en el campo, un condominio en Hawai? Lo que tú deseas, esto es tus espacios vacíos en la vida, puede hacerte vulnerable al lado oscuro.
Para comprender cuáles son tus deseos deberás pensar qué es lo que ha sido más importante para ti en la vida. También necesitarás vincular el registro histórico de tus deseos con lo que deseas en el presente. El pasado siempre tiene influencia sobre el presente y nuestros deseos secretos y los que expresamos con frecuencia apuntan a los lugares donde nuestra historia personal se entromete en nuestra vida presente.
La empatía nos ayuda a comprender nuestros deseos y a medir su influencia en nuestra vida. Pregúntate: ¿qué deseo? ¿Qué necesito? ¿Qué posesiones materiales marcarían una gran diferencia en mi calidad de vida? ¿Qué logros me satisfarían y harían reposar mi corazón?
El deseo de fama, éxito, admiración y amor incondicional con frecuencia son generados por el deseo de compensar las decepciones del pasado. Para conocer la historia de tus deseos, necesitarás revisitar el pasado, buscando dónde pudo haber faltado empatía. Recuerda, los deseos son generalmente intentos de llenar los espacios vacíos. ¿Dónde están los espacios vacíos? ¿Cuándo y cómo se generaron? ¿Por qué nunca se llenaron?
PASO 3: APRENDE A CONFIAR EN TUS INSTINTOS NATURALES
Cuando estamos en peligro, nuestro cerebro emocional emite alarmas inmediatamente, bombeando adrenalina a nuestros sistemas, inundando nuestra sangre con hormonas y acelerando los latidos de nuestro corazón. Cuando un gato se asusta, arquea la espalda y su pelo se eriza. Los seres humanos no tenemos esa posibilidad, pero nuestro cuerpo nos avisa de todos modos. Si sientes un frío repentino, si te estremeces o si tu corazón se acelera, una pequeña parte de tu cerebro te está diciendo que tengas cuidado. Nuestro cerebro recoge las señales aparentemente insignificantes que no registramos a nivel consciente: una fugaz expresión facial, un comentario que no tiene mucho que ver con la conversación, una sonrisa en los labios que no se muestra en los ojos, un taconeo nervioso del pie, un crujido en los arbustos, el chirrido de unos frenos.
Todos esos presagios potencialmente peligrosos son procesados por el cerebro emocional antes de que se registren en nuestro cerebro pensante. Así, muchas veces sentimos temor o detectamos el peligro antes de que podamos encontrar una explicación racional para creer que estamos en riesgo. El cerebro emocional a veces reacciona de manera desmedida, sin embargo, sintiendo una amenaza donde no hay ninguna. El crujir de la escalera dispara un ataque de pánico mayúsculo, una ardilla que sube rápidamente un árbol pone nuestro corazón a la carrera.
Hay muchos ejemplos perfectos de cómo el cerebro pensante y el emocional dependen uno del otro para guiarnos y mantenernos seguros.
PASO 4: PRESTA ATENCIÓN
El temor, la ansiedad y la frustración restringen inevitablemente nuestro foco de atención a partes aisladas del paisaje. La investigación psicológica muestra que, por ejemplo, los altos niveles de excitación emocional causan una fuerte disminución en nuestra habilidad para procesar la información y almacenarla en la memoria. Así, si alguien nos amenaza con una pistola o un cuchillo, nuestra atención se centra en el arma, lo que resulta en una habilidad reducida para captar otros detalles. Si estamos estresados por el trabajo, las responsabilidades como padres, las competencias atléticas o los problemas en nuestra vida de relación, nuestro campo visual también se torna más angosto; la empatía necesariamente se resiente.
En la introducción del libro THE HEALING HERAT, de Norman Cousin, el doctor Bernard Lown cuenta una historia de su propia experiencia sobre una mujer de mediana edad con una enfermedad congestiva en el corazón que había sobrevivido más de una década, criando a sus hijos, siguiendo con su trabajo de bibliotecaria y participando activamente en su comunidad.
Todas las semanas ella visitaba el centro ambulatorio para pacientes cardiacos para que le hicieran una revisión; en esta ocasión particular, su especialista llegó con un grupo de médicos, la saludó con calidez y entonces anunció a los otros doctores: ‘Esta mujer tiene ST’. A los pocos minutos ella estaba hiperventilando, bañada en sudor y con el pulso acelerado. El doctor Lown, uno de los doctores que había ido de visita, estaba pasmado con el cambio de la paciente desde su estado de obvia salud al de enfermedad grave y preguntó si ella podía explicar qué le había causado tanta ansiedad.
-Yo sé qué significa ST –dijo ella-. Significa situación terminal.
El doctor Lown le aseguró que ST sólo eran las iniciales de ‘stenosis tricúspide’, el término médico para nombrar el estado de su corazón, pero sus palabras llegaron demasiado tarde para salvarla. Ella murió ese mismo día de una falla del corazón que no hubo manera de revertir.
El corazón de la mujer estaba débil, pero fue el intenso miedo lo que la mató. Al creer que su problema era terminal, imaginó que no tenía esperanza. Sin la esperanza se desvaneció su deseo de vivir, y murió Cuando un doctor dice a un paciente de cáncer, ‘su enfermedad es incurable, no podemos hacer nada más’, el mundo del paciente se reduce inmediatamente a un destino obviamente ineludible: la muerte. La falta de empatía del doctor restringe el mundo del paciente, se diluye la esperanza, se retira la fe y cae la oscuridad.
CUIDADO CON EL PAPEL EN EL QUE UNO ESTÁ INMERSO.
Con el tiempo, la empatía siempre revela la verdad. El discernimiento de las intenciones y el carácter de la otra gente rara vez es un ‘¡ajá!’, sino que más frecuentemente aparece con el tiempo; éste es el tipo de comprensión que puede ser confiable. Presta atención a los cambios sutiles de humor y comportamiento de la gente. Busca detalles y hechos que no se adecuen al contexto. Y mantén tu mente abierta a todas las posibilidades: si se amplía tu perspectiva, también se ensancharán tu mente y tu corazón, y te darán la paciencia, la flexibilidad y la sabiduría que necesitas para cuidar de ti mismo y de los demás.
PASO 5: CUIDADO CON LA INTIMIDAD A LA QUE NADIE LLAMÓ
Cuando los extraños te hacen preguntas íntimas y revelan información personal sobre sí mismos, ten cuidado. La intimidad siempre debería llegar con una invitación formal, debería ser una experiencia planeada y para la cual estás preparado. La intimidad no ocurre de repente, cualquiera que intente hacerla aparecer después de unos minutos de conversación es posible que no tenga en mente lo mejor para ti.
PASO 6: CUIDADO CON LOS EXTREMOS FRÍO-CALOR
En general, la empatía no funciona bien en ambientes demasiado fríos o sobrecalentados. Necesita una temperatura equilibrada en la que las reflexiones frías moderen las emociones calientes. Si alguien que te importa alterna entre los extremos frío-calor, tus emociones fluctuarán junto con sus cambios de humor, y te resultará muy difícil crear una situación de equilibrio. El equilibrio es esencial para dar y recibir empatía. Cuando el clima emocional es impredecible, estamos constantemente al borde, preguntándonos si la situación cambiará. Al subir los niveles de tensión y ansiedad, nuestros pensamientos se confunden, y nos resulta cada vez más difícil responder de una manera razonable y racional.
En situaciones de conflicto ciertas respuestas características son perjudiciales mientras que otras ayudan a estabilizar la relación. Los investigadores que estudian el modo en que los hombres y las mujeres usan (o no usan) la empatía en las relaciones personales han establecido cuatro categorías generales de comportamiento que pueden ocurrir cuando las parejas discuten. A la larga, el mutis y el descuido son destructivos para la relación, mientras que hablar y expresar lealtad ayudan a mantener estables y seguras las relaciones.
El mutis incluye la amenaza de terminar con la relación, dejando la habitación con ira o frustración o reaccionando con violencia (gritando, pegando), éste es el extremo ‘caliente’. El descuido es una reacción destructiva, pero pasiva (el extremo ‘frío’), en la cual la persona no quiere hablar de la situación, y evita todo tipo de interacción asintiendo con la cabeza, pero sin escuchar realmente, y negándose a halar sobre algún punto de contienda o criticando al otro por asuntos que no están relacionados con la conversación. Los investigadores concluyen que ‘en términos de la larga duración de la pareja, es crucial que no adopten comportamientos de alejamiento o descuido durante las interacciones conflictivas’.
El centro, el terreno ‘templado’, se descubre en las reacciones constructivas de hablar y expresar lealtad. Hablar implica un intento activo de conversar las cosas y una buena disposición para buscar soluciones al problema, incluyendo buscar consejo de parientes y amigos o terapeutas. El comportamiento de expresar lealtad es pasivamente constructivo e incluye esperar que la situación mejore, mantener una actitud optimista incluido durante los conflictos y defender al otro cuando otros lo critican.
La empatía inclina la balanza hacia los comportamientos constructivos. Cuando podemos inferir con exactitud los pensamientos y sentimientos de nuestra pareja, tenemos mejores posibilidades de acomodarnos a la situación por medio de contener nuestro impulso de reaccionar de manera constructiva. Trabajamos en pos del entendimiento mutuo en lugar de herirnos y tomar represalias mutuas. La empatía nos ayuda a postergar nuestros propios intereses. Si la relación ha de permanecer estable y sana, sin embargo, la empatía tiene que fluir en ambos sentidos. Si una de las partes comprende completamente los pensamientos y sentimientos de la otra, pero en respuesta obtiene poca comprensión, la relación se tornará desequilibrada e inestable.
El lado oscuro de la empatía puede existir hasta en las relaciones más estrechas y en las que más abunda el amor. Con tiempo y paciencia, pero principalmente con empatía, puedes determinar si la relación tiene la posibilidad de volverse más equilibrada y mutuamente empática, o si tus esfuerzos por acomodarte a la situación sólo sirven para mantener una paz superficial. El viejo dicho –‘Paz a cualquier precio es guerra’- es aplicable a situaciones de conflicto. Si dedicas todo tu tiempo a conservar una relación que toma más de lo que ofrece, estás rindiéndote al lado oscuro y arriesgando tu propia estabilidad y sentido de estabilidad.
PASO 7: EVITA A LOS INCULPADORES
Aprender a identificar los inculpadores quizá sea el paso más importante que puedes dar para protegerte del lado oscuro. Una de las herramientas claves, para evaluar la actitud de la otra persona y la habilidad de responsabilizarse de sí mismos (un elemento esencial de la empatía) es prestar atención al comportamiento inculpante. He aquí unos pocos ejemplos clásicos:
- No había nada que yo pudiera hacer, todo fue culpa de Fulano
- No podrás creer lo que hizo (o dijo)
- Nadie me aprecia
- Siempre se salen con la suya
- Hice todo lo posible, pero el resto del equipo falló.
- ¿Por qué soy el único que trabaja duro aquí?
- ¿Qué sucede con el mundo?
Comprender los orígenes del desarrollo de la actitud de culpar a otros es importante. En sus etapas tempranas, los niños no tienen conciencia de que son seres separados y con un sentido de identidad único, sino que ven a sus padres o a quienes los cuidan como una extensión de sí mismos. Cuando encuentran un obstáculo o se ven implicados en una disputa, tienden a culpar a quienes los cuidan de cualquier cosa que sale mal.
El reproche constante a los demás por lo que nos sucede es un patrón de comportamiento profundamente arraigado de empatía. (Los psicólogos también creen que cuanto más la gente culpa a los otros, tanto más probable es que su personalidad esté sufriendo algún disturbio). La empatía y la inculpación son comportamientos opuestos, porque el culpar se basa en argumentos falsos mientras que la empatía siempre se asienta en la verdad. El reproche busca pasar las responsabilidades a otros, mientras que la empatía requiere la disposición de aceptar la responsabilidad de los pensamientos, emociones y acciones propios.
PASO 8: CUIDADO CON LAS REINTERPRETACIONES PARA CONVENIENCIA PROPIA
Las emociones son en verdad contagiosas. Quienes saben cómo exacerbar nuestras emociones para conseguir sus propósitos egoístas pueden tomar los pensamientos que vamos cociendo a fuego lento y convertirlos en un incendio forestal.
Cuando la gente exacerba tus emociones para satisfacer sus propias necesidades, el lado oscuro está nadando en la superficie de la relación.
PASO 9: PRESTA ATENCIÓN AL COMPORTAMIENTO INCONSCIENTE
Las ‘pequeñas cosas’ como las conductas inconscientes pueden destruir una relación. Cuando alguien es amable en un momento y egoísta al siguiente, atento y de repente desconsiderado, pensante y luego, sin razón aparente, irreflexivo (y cuando eso constituye claramente un patrón repetitivo), la empatía nos pide cautela. La gente tiende a ser inconsciente cuando está preocupada (cualquiera sea la razón) por sus propias necesidades y deseos. Cuando les conviene, pueden ser amables y considerados. Cuando algo no les ayuda a cubrir sus necesidades se vuelcan a conductas egoístas e irreflexivas.
Todos tenemos ocasionales lapsos de incoherencia, pero un patrón continuo de conducta incoherente indica una deficiencia en la empatía. La empatía depende de que estemos dispuestos a invertir tiempo y energía en entender los sentimientos y pensamientos de la otra persona. Cuando la coherencia falta, se desvanece el poder de la empatía. Está alerta, entonces, de la presencia de la incoherencia en todas tus relaciones. Si estás en el proceso de conocer a alguien, presta atención a la forma en que él o ella actúa cuando no hay visiblemente nada que ganar. Observa a la otra persona con los camareros, los choferes de taxi o autobús, o con los extraños que hacen cola contigo en el supermercado. ¿Trata a sus subordinados del mismo modo que a su jefe? ¿Es amable y considerado con sus parientes políticos cuando está cara a cara con ellos, pero luego pasa los días siguientes haciéndolos trizas? ¿Es tan amistoso con el basurero como con el auditor de su empresa? ¿Cómo habla por teléfono con extraños? ¿Es sensible y comprensivo/a con todos los que se encuentra a lo largo del día o sólo con los que considera útiles?
PASO 10: RECUERDE: EMPATÍA NO ES SINÓNIMO DE AMABILIDAD
Algunas veces, lo que parece ser el lado oscuro de la empatía es, en realidad, la mano firme de la comprensión guiándonos a través de aguas agitadas. La empatía no siempre nos da las respuestas que deseamos oír: de hecho, con frecuencia nos pide que demos una profunda mirada a nuestro interior con el fin de modificar nuestros comportamientos autodestructivos. Muchas veces en terapia, debo dirigir la atención a cierto pensamiento, emoción o acción que está causando dolor al paciente. Siempre trato de usar la empatía como guía, de escuchar cuidadosamente, de hacer preguntas abiertas, de expresar mis pensamientos de manera de permitir al paciente estar en desacuerdo conmigo o tomar un nuevo rumbo. Sin embargo, mi mayor preocupación, llevado por la empatía, es ofrecer explicaciones e interpretaciones que ayuden al paciente a crecer y a convertirse en la persona que desea ser. Esas evaluaciones realistas pueden ser píldoras amargas y difíciles de tragar. Algunos pacientes arremeten contra mí con furia o frustración. Algunas veces se encierran en un hosco silencio, y en ciertas ocasiones dejan la terapia abruptamente.