DESTREZAS, CONOCIMIENTOS Y TALENTOS, ¿CUÁL ES LA DIFERENCIA?

“¿En qué se diferencian los tres?”

A los gerentes excepcionales no les preocupa el hecho de que sea limitada la posibilidad de reorganizar las conexiones del cerebro de una persona.

Por el contrario, lo ven como una confirmación feliz de que las personas son diferentes.

No tiene sentido desear que las individualidades desaparezcan.

Es mejor nutrirlas.

Es mejor ayudar a una persona a comprender su filtro para luego canalizarlo hacia un comportamiento productivo.

Así, puesto que no es posible forjar talentos nuevos en su gente, ¿qué cosas puede usted cambiar, si las hay?

Primero, puede ayudarle a descubrir sus talentos ocultos.

Como veremos con más detalle, los gerentes excepcionales son expertos en detectar los indicios de talento en una persona y en ubicarla después de manera que pueda aprovechar mejor dicho talento.

Segundo, un gerente puede enseñar a sus empleados destrezas y conocimientos nuevos.

Ésta es una de las nociones más profundas comunes a los grandes gerentes: las destrezas, los conocimientos y los talentos son elementos distintos del desempeño de una persona.

La diferencia entre los tres es que las destrezas y los conocimientos se pueden enseñar fácilmente, mas no así los talentos.

Combinados en una misma persona, crean un compuesto cuya potencia es enorme.

Pero no se deben confundir jamás los talentos con las destrezas y los conocimientos.

Si lo hace, podría desperdiciar gran cantidad de tiempo y dinero tratando de enseñar algo fundamentalmente imposible de enseñar.

Las destrezas son el cómo de una función.

Son las capacidades que una persona le puede transmitir a otra.

Para los contadores, la aritmética es una destreza.

Si, por alguna extraña razón, el contador neófito no sabe aritmética, puede aprenderla.

Para los pilotos, conocer la mecánica de la guiñada, el balanceo y el cabeceo es una destreza.

Para los asistentes administrativos, saber manejar Word o Excel es una destreza.

La mejor manera de enseñar una destreza es descomponer el desempeño total en pasos que el estudiante después arma nuevamente.

Y, naturalmente, la mejor forma de adquirir una destreza es a través de la práctica.

El conocimiento es sencillamente “aquello de lo cual la persona tiene conciencia”.

Hay dos tipos de conocimiento: objetivo: cosas que la persona sabe; y vivencial: nociones de las cuales se ha apropiado a lo largo del camino.

Para un contador, el conocimiento objetivo seria conocer las reglas de la contabilidad.

Para los auxiliares de vuelo, el reglamento de seguridad de la Aviación Civil representa el conocimiento objetivo.

Para los vendedores, las características y los beneficios de sus productos son su conocimiento objetivo.

Para los ingenieros, la frecuencia eléctrica de la Oficina Nacional de Normas es conocimiento objetivo.

Este conocimiento se puede y se debe enseñar.

El conocimiento vivencial es algo diferente.

Es menos tangible y, por ende, mucho más difícil de enseñar.

Adquirirlo es responsabilidad de cada quien.

Cada persona debe desarrollar la disciplina para detenerse, mirar las experiencias del pasado y tratar de sacarles sentido.

Esta cavilación o reflexión le permitirá comenzar a ver los patrones y las conexiones.

Comenzará a comprender.

Algunas de las cosas comprendidas son prácticas.

Por ejemplo, al cabo de los años, un contador aprende diversas formas de proteger los activos de un cliente contra una tributación excesiva.

El administrador de una tienda minorista, al reflexionar sobre los patrones de compra de sus clientes, sabe cuáles productos exhibir en sitio visible durante las festividades.

Un maestro, al recordar los ojos vidriosos de sus estudiantes de otras épocas, se prepara actualmente con vídeos y salidas al campo para sazonar las secciones especialmente pesadas de su programa.

Algunas de las cosas comprendidas son más conceptuales.

Su conciencia de lo que usted es y la forma como les llega a los demás es conocimiento vivencial.

Se adquiere con el tiempo, siempre y cuando que usted preste atención.

Asimismo, sus valores — aquellos aspectos de su vida a los que concede gran importancia – son conocimiento vivencial.

Al escoger, a veces transándose, a veces manteniéndose firme, usted se va dando cuenta de que ciertos aspectos de su vida son más importantes que otros.

Esos aspectos críticos se convierten en sus valores, los cuales lo guiarán en sus decisiones futuras.

Algunos de esos valores permanecerán constantes durante toda su vida.

Otros cambiarán con el tiempo y como resultado de la reflexión.

Los talentos son fenómenos completamente distintos.

Los talentos son las autopistas de cuatro carriles de su mente, aquéllas en las que se forjan sus patrones recurrentes de pensamiento, sentimiento o comportamiento.

Los estudios de Gallup sobre contadores excepcionales nos han permitido descubrir que uno de sus talentos más importantes es el amor innato por la exactitud.

Basta con preguntarle a un contador excepcional — no a cualquiera — qué lo hace sonreír, y responderá: “Que los libros cuadren”.

Cuando los libros cuadran, su mundo es perfecto.

Quizás no lo muestre, pero su interior se ilumina.

En lo único que piensa es en la siguiente oportunidad de poder hacer lo mismo.

Eso es algo que podría parecerle extraño a usted.

Pero si se detiene a pensarlo, para la persona con la bendición de un amor innato por la exactitud, la contaduría debe ser un oficio maravilloso.

Cada vez que sus libros cuadran experimenta la perfección absoluta en su trabajo.

¿Cuántos de nosotros podemos afirmar tal cosa?

El amor por la exactitud no es una destreza.

Tampoco es conocimiento.

Es un talento.

Si usted no lo posee, jamás podrá sobresalir como contador. Si una persona no tiene ese talento como parte de su filtro, es muy poco lo que un gerente puede hacer por inyectárselo.

Fuente: «Organización Gallup«

(Autor/Recopilador: Abel Cortese – eledicto.com)