NEUROCIENCIAS PARA ABOGADOS: CUATRO FILTROS DE NUESTRA ATENCIÓN

El oído es un sentido físico con el que nacemos, pero el escuchar es una capacidad que se aprende. Pero todos sabemos, por experiencia, que escuchar no es una tarea fácil ni simple.

El primer escollo es que raramente escuchamos en forma totalmente empática, es decir, sin barajar pensamientos propios, sin proyectar nuestras propias experiencias, sin realizar juicios o valoraciones de lo que se está escuchando. En especial, todos nuestros juicios (conscientes o inconscientes) pueden ser considerados FILTROS que sólo dejan pasar los datos que para esos juicios son aceptables.

La autoconciencia aparece cuando comprendemos que nuestros filtros personales esconden y a veces transforman información que deberíamos obtener, y al advertirnos de que impiden que percibamos a veces el subtexto emocional de las afirmaciones.

En general, los filtros son creados por nuestros pensamientos, ideas y sentimientos. Cuando están activados influyen sobre la cantidad y tipo de información que oímos. Existen cuatro tipos diferentes de filtros:

  • EL FILTRO DE PREDILECCIÓN
  • EL FILTRO QUIÉN
  • EL FILTRO DE HECHOS
  • EL FILTRO DE PENSAMIENTOS QUE DISTRAEN LA ATENCIÓN

EL FILTRO DE PREDILECCIÓN

En las situaciones que desencadenan sobre todo ira y ansiedad tendemos a oír sólo lo que queremos. En algunos casos significa oír sólo lo mejor que tiene que decir una persona, y en otros lo peor porque, por alguna razón, queremos que la situación sea peor de lo que ya es.

Una forma de desactivar el filtro de predilección, para saber si tendemos a escuchar sólo lo bueno o lo malo, es que después de tener una discusión con el jefe, por ejemplo, volvamos a nuestra oficina y escribamos todo lo que nos ha dicho. Debemos intentar recordar toda la conversación en la secuencia correcta. Debemos anotar también la impresión que nos ha causado en todo momento: ‘Tenía un aspecto agresivo’ o ‘Parecía comprensivo’.

Al revisar la conversación, siempre y cuando escribamos lo que se dijo en realidad, tendremos una mejor perspectiva de lo que en realidad se comunicaba. Después debemos tener en cuenta lo que sabemos acerca de nuestro jefe: tiende a enojarse con facilidad y a tomar decisiones impetuosas y odia que le desobedezcan. Por otro lado (desde el punto de vista de la buena predilección) tiende a dar una segunda oportunidad y es una persona bastante razonable.

Al reunir toda esta información, seguramente nos daremos cuenta de que visto desde el lado negativo, parece ser el fin de nuestra carrera en la empresa, mientras que visto desde el lado positivo es probable que resolvamos el problema con el jefe.

EL FILTRO ‘QUIÉN’

Este filtro nos impide oír lo que se nos dice porque prestamos demasiada atención a quién lo dice. Es decir, lo que sabemos o creemos saber de la persona  que habla no nos permite escuchar el mensaje en sí.

Este filtro está activo, sobre todo, en situaciones con personas con las que hemos tenido una experiencia anterior negativa o de las que hemos oído decir cosas negativas.

Al igual que para desactivar el filtro de predilección, nos servirá de ayuda transcribir la conversación para estar alerta al ‘filtro quién’.

En situaciones de este tipo, en las que sabemos que tenemos un concepto preconcebidos de una persona determinada, debemos decirnos a nosotros mismos que prestaremos atención a todo lo que diga y que pensaremos en todo de forma abierta e imparcial. Es necesario que tomemos notas durante la reunión porque sabemos que tenemos la tendencia a desechar sus ideas.

EL FILTRO DE HECHOS

A veces lo único que oímos son los hechos y no percibimos ningún mensaje emocional. Si sólo escuchamos los hechos, es fácil pasar por alto alguna información valiosa que nos transmiten los sentidos.

Al no oír el contenido emocional que nos comunica nuestra empleada, no logramos responderle de la forma más eficaz. Para desactivar este filtro, debemos estar atentos al conjunto del lenguaje corporal (veremos esta cuestión en el Módulo de Empatía), y también a cualquier aspecto del lenguaje que nos dé pistas sobre posibles estados anímicos, y es una buena estrategia escribir brevemente algunas impresiones durante la conversación, para luego verificar si hemos captado bien o no el subtexto emocional de lo que se expresó.

EL FILTRO DE PENSAMIENTOS QUE DISTRAEN LA ATENCIÓN

A todos nos ha pasado alguna vez que, durante una reunión, nos hemos distraído y hemos comenzado a pensar en otras cosas. Existen numerosas razones para que esto suceda. A veces, el orador habla muy lento y nuestra velocidad de absorción de la información es mayor que la cadencia de sus palabras; otras veces, el orador es aburrido, habla demasiado bajo, sin entonación o, simplemente, nos cuesta concentrarnos. Sea cual sea la razón, una mente dispersa bloquea más información que ningún otro filtro

Una forma de mantener la concentración es tomar notas porque, al tener que escribir lo que se está diciendo, tenemos que prestar atención y, aunque no sea así, después tendremos notas como referencia. También podemos utilizar nuestra respuesta de relajación (que veremos en el Módulo próximo), que nos permite mantener la calma y prestar más atención a la otra persona.

Si aún así somos incapaces de concentrarnos, debemos explicar a la otra persona –si es posible- que no es un buen momento para reunirnos y que buscaremos otra fecha más adelante en la que nos sea más fácil escuchar.

(Autor/Recopilador: Abel Cortese – eledicto.com)