UN TRUCO PODEROSO PARA SER MÁS INTELIGENTES

PODEMOS SER TAN INTELIGENTES
COMO SHERLOCK HOLMES

Es fácil entender por qué la inteligencia visual es valiosa para un artista, arquitecto, director de cine, deportista o piloto de autos de carrera.

Puede no ser fácil entender de qué manera es importante para nuestra vida.

Nuestra vista corta en este respecto se debe a una concepción anticuada de creer que ver es la luz que lleva imágenes a la retina, y nada más.

Esto condujo a la idea de la inteligencia visual como limitada para interpretar imágenes una vez que llegaban a los ojos.

Ver, entonces, se consideraba como un acto pasivo en el cual la luz hacía todo el trabajo y la inteligencia visual sólo identificaba las imágenes.

Pero ahora la ciencia nos dice que se trata de mucho más que eso.

Ver en forma pasiva es un acto establecido por «omisión«, es decir el mínimo de su inteligencia visual, no el máximo. Parece que podemos tomar diez veces más información visual y aprovechar más lo que captamos cuando somos proactivos y hacemos un esfuerzo consciente para ver lo que nos rodea.

Puede verificar esto ahora mismo. Cierre los ojos al final de esta oración y trate de recordar cómo es todo en la habitación donde se encuentra (hasta el más mínimo detalle) antes de abrirlos de nuevo.

Apártese de esta pantalla y compare lo que recordó con lo que tiene frente a sus ojos. ¿Cuáles cosas grandes olvidó? ¿Ese calendario en la pared? ¿El verde de la pantalla de la lámpara? ¿Qué detalles pasó por alto? ¿La forma en que se dobla el tapete en la esquina? ¿Esa pelusa de polvo sobre el monitor?

¿Cómo pudo dejar pasar todo eso? Había «visto» la habitación antes de empezar a leer, ¿no es así? (Quizá también encontrará que recuerda más de lo que vio cuando abrió los ojos e hizo un esfuerzo consciente de ver su medio ambiente.)

Esa es la diferencia entre ver pasivo y activo. Cuando enfoca su inteligencia visual, se vuelve más consciente de lo que ve, más consciente de todas las cosas diferentes que está viendo y es más probable que recuerde lo que vio.

Aquí es donde al usar más su cociente intelectual visual puede desempeñar un papel esencial en su éxito.

No puede repetirse a menudo, pero las personas en el camino rápido para realizar sus sueños son los que resuelven problemas del mundo.

La gerencia siempre está al «acecho» de empleados con facilidad para «detectar» soluciones a las dificultades y quien pueda «ver» formas más eficientes para desempeñar su trabajo.

¿Qué tiene que ver todo esto con la inteligencia visual? Cuando se trata de contestar preguntas y resolver problemas, cuanta más información tenga tantas más relaciones puede hacer y más fácil será encontrar la respuesta.

Ver de forma activa más que pasiva le da una ventaja extra. Capta conscientemente hasta diez veces más y, por tanto, tiene diez veces más información para que su cerebro la procese.

El gran talento de Sherlock Holmes como detective no era más que su vista: de manera consciente absorbía hasta las claves más sutiles que lo rodeaban.

Pero no son sólo figuras ficticias las que han triunfado con la forma activa de ver, como lo ilustra la siguiente anécdota. Lo desafío a adivinar el verdadero nombre de la famosa persona descrita, el que aparece al final de la historia.

EL ‘COCIENTE INTELECTUAL VISUAL’ AYUDÓ A UN HOMBRE A DETECTAR UNA OPORTUNIDAD MILLONARIA

Ésta es una historia de éxito que cualquiera podrá reconocer.

Es sobre un hombre que no tenía talento o aptitud especial; no era artista ni actor y tampoco un genio en el sentido tradicional (sus registros de escolaridad lo comprueban). Aun así, cuando se presentó la oportunidad, su coeficiente intelectual visual lo puso en el lugar adecuado.

Un día, siendo un joven vendedor de una compañía manufacturera de máquinas para malteadas, este hombre notó que un cliente —un puesto de hamburguesas del vecindario— había hecho un pedido de otras seis máquinas de malteadas.

Revisando los antecedentes, el joven vendedor se enteró de que era la octava vez en tres años que había hecho pedidos extra de máquinas.

Tenía ya un total de 48 máquinas de malteadas y este joven no entendía por qué un pequeño negocio en el vecindario necesitaba hacer tantas malteadas de una vez. Entonces decidió visitar el negocio.

Ahí observó a dos hermanos haciendo hamburguesas tan rápidamente como les era posible. Servían «comida rápida» a trabajadores ocupados con poco tiempo para comer, habían simplificado la operación estándar, evitando los platos, los vasos, los cubiertos y todos los demás utensilios y, de acuerdo con el menú, servían sólo hamburguesas, papas fritas, sodas y malteadas.

Y prácticamente no se daban abasto con tantos clientes.

El joven vendedor vio el brillo, la sencillez y la ingenuidad de la idea. Habló con los dos hermanos y pronto llegaron al acuerdo de intentar vender franquicias copiando ese método de operación.

El joven se llamaba Ray Kroc; los hermanos, McDonald. El resultado fue la franquicia de comida rápida más exitosa del siglo XX.

Kroc observó el patrón de pedidos que llegaban de los hermanos McDonald. O pudo no darse cuenta de la sencillez y el talento de su enfoque al servir hamburguesas de manera casi instantánea a todo el que llegaba.

Con sólo poner atención a la información que sus ojos le aportaban, Ray Kroc aprovechó la oportunidad que otros no habían visto de una operación multimillonaria en dólares. Es una lección de la que todos podemos aprender.

(Autor/Recopilador: Abel Cortese – eledicto.com)